Cultura y comunicación están estrechamente vinculadas y son a la vez interdependientes. Se retroalimentan como dos tipos de expresiones puramente humanas que redundan en un mayor conocimiento de nosotros mismos y del entorno en el que crecemos.
Por un lado, la cultura necesita ineludiblemente el efecto y la potenciación de las diversas modalidades comunicativas. A su vez, los contenidos informativos beben en gran medida de la expresión cultural y subsisten como portal de promoción y publicidad activa de proyectos artísticos o escénicos.
De este modo, música, fotografía, artes escénicas, pintura y literatura, entre muchas otras formas de expresión cultural, forman parte de la programación de parrillas televisivas, de radio y de secciones fijas de periódicos impresos y digitales que apuestan por contenidos de calidad y de promoción de diferentes expresiones artísticas.
El derecho de acceso a la cultura
La gestión cultural necesita comunicación. Para poder participar en la vida cultural, uno de los factores fundamentales radica en que el ciudadano pueda acceder de forma accesible y rápida a la información sobre los bienes y servicios culturales que tiene a su alcance.
Así, la comunicación de los espacios culturales con sus públicos se erige como un factor clave en la mejora de condiciones de accesibilidad de las personas a las diferentes formas de expresión artística y, en definitiva, en su derecho de acceso a la cultura en sus múltiples formas.
La comunicación en instituciones culturales públicas
Durante las últimas décadas se está produciendo una notable expansión de la esfera comunicativa en las entidades culturales, tanto en compañías privadas como también en instituciones públicas. Los departamentos de comunicación de estos organismos han visto crecer su protagonismo de manera exponencial, requiriendo para ello mayores recursos, tanto materiales como humanos.
Mantener a la comunidad al corriente de la oferta cultural es una de las razones de ser de estas instituciones públicas, especialmente cuando la sociedad demanda mayor acceso a la cultura. Para ello, se ha potenciado las reseñas y crónicas en medios de comunicación, tanto tradicionales como modernos, con especial énfasis en los contenidos publicados en todo tipo de redes sociales, con especial notoriedad en Instagram y TikTok en los últimos años.
Mediante fotografías en carrusel, reels, sorteos y comentarios en estas y otras plataformas como Facebook, Twitter y Telegram, la difusión de las artes y la cultura se convierte en una realidad cada vez más de moda que llega o al menos pretende llegar a todos los sectores de la sociedad, profundizando en formas de comunicación accesibles e inclusivas que no dejen a nadie fuera de la esfera cultural.
Una esfera cada vez más globalizada
A través de esta expansión de contenidos y proyectos artísticos mediante diversas plataformas y medios de comunicación, el sector cultural local está potenciando su presencia y protagonismo en diferentes ubicaciones, fuera de su ámbito más específico y rural.
Así, por ejemplo, una obra teatral que se ha representado en una pequeña población de 5.000 habitantes puede adquirir renombre y notoriedad, gracias a todos los contenidos generados y que en muchos casos se pueden viralizar, y puede llegar a programarse en localidades de mayor población, con infraestructuras más potentes y centralizadas, que favorecen su promoción por toda la región. Y de ahí, incluso puede proyectarse a nivel nacional, gracias a una esfera cada vez más globalizada en la que los usuarios no solo somos consumidores sino también productores de información.
En definitiva, es indudable que la comunicación, bajo todas sus formas, la clave del desarrollo humano. Cultura y comunicación caminan, por tanto, de la mano y contribuyen a configurar un patrimonio social de gran valor.